En Argentina se sigue prorrogando la feria judicial, pasaron ya dos meses y no tenemos certezas de cuándo volverá a funcionar el Poder Judicial en su totalidad. Puede parecer una situación excepcional, pero la realidad es que venimos paralizados desde hace ya mucho tiempo. Nos encontramos entonces en una disyuntiva, aceptamos esto como un mero proceso de indefinición, de incertidumbre y pérdida de control, o nos damos cuenta de que en realidad nunca tuvimos el control que siempre creímos tener.
¿Qué hacer entonces?
¿Seguir esperando?
¿Qué respuestas les damos a los clientes? ¿Cómo seguimos trabajando?
Responder a estas preguntas
Ese es el gran desafío que se nos presenta a los abogados hoy.
Seguir en el sistema del conflicto que debería resolverse en tribunales parece no ser el camino. Ya veníamos viendo y vivenciando cuando funcionaba en forma “normal” que estaban totalmente colapsados y no podían dar respuestas a la sociedad, ni a la cantidad de demandas y disputas que día a día se sortean.
Ahora ante esta realidad, es más evidente aún. ¿Y cuál es el gran desafío de los abogado? Cambiar totalmente el “chip”, la cabeza, y salir a encontrarse con sus colegas y abordar los temas en base a negociaciones conscientes. Quizás debemos soltar las ilusiones de honorarios, de regulaciones, de ganar como sea y a costa de lo que sea; y comenzar a mirar a la negociación, a las conversaciones, a la cultura colaborativa para solucionar los conflictos y salir de este cuello de botella. Ver esta situación como una verdadera y auténtica oportunidad para instalar una cultura colaborativa y una negociación consciente.
¿Qué sería una negociación consciente?
En primer lugar dejar de lado las chicanas, las mezquindades procesales y litigatorias, ser honestos en los planteos, lógicos, realistas. Identificar si realmente hay un conflicto que debe ser solucionado y negociado. Y trabajar con el abogado de la parte contraria con una cultura de colaboración para la solución de las controversias pensando más allá de cuando comenzará o no a funcionar Tribunales.
Quizás es momento de iniciar un nuevo y profundo cambio en la forma de ejercer la profesión, en la forma de pensamiento y sistema conflictivo de quienes vamos a tribunales para lograr más autonomía profesional.
Dentro de una práctica colaborativa, los profesionales no dependen de tribunales, pactan sus formas de acuerdos, no se encuentran regidos por los plazos ni el funcionamiento de los mismos, lo cual ayuda en una gran cantidad de procesos y conflictos que pueden ser resueltos a través de la autonomía de voluntad. En forma consciente, pacífica, dinámica, ágil y colaborativa.
Esa es la propuesta que ofrece el coaching jurídico, desarrollar las competencias personales para conectarlas con las profesionales, y formar parte de la comunidad de abogados colaborativos que pueden seguir trabajando y operando, más allá del funcionamiento de tribunales y los plazos procesales.