Este el año de la gran transformación

Este el año de la gran transformación

En el 2020, sin ningún aviso ni —aparente— advertencia, la forma de vida de todas las personas del planeta cambió radicalmente. 

No tuvimos opción de elegir. De un día para el otro, nos tuvimos que quedar en el lugar del planeta en que nos encontró la pandemia. Sin libertad de movimiento, con la sensación de una pérdida de control de la situación y de nosotros mismos. 

Nos obligó a hacer un retiro obligatorio en casa, y solo tuvimos la posibilidad de meternos hacia adentro. Dentro de nuestro hogar, dentro de nuestros miedos, incertidumbres y creencias, comenzamos a revisar nuestros hábitos y formas de trabajar. Descubrimos que podían existir nuevas posibilidades. Nos conectamos con la idea de que vivimos en un mundo complejo, incierto, volátil, ambiguo y líquido. 

¿Qué aprendimos en 2020?

Muchas condiciones se modificaron y surgieron a lo largo del año pasado. Las formas de trabajo, las necesidades de las personas, la importancia y el valor de contar con una estructura interna sólida que nos ayude a identificar nuestro propósito.

En circunstancias mucho más adversas, el líder Nelson Mandela logró conectarse con su propio poder interno desde un espacio de encierro y llevó adelante una gran misión que cambió la historia de toda una sociedad. De un modo similar, nosotros fuimos impulsados a conectarnos con nuestro propio poder personal para estar atentos a lo que podemos lograr más allá de las circunstancias externas. 

Durante el 2020, en definitiva, nos dimos cuenta de que todo había cambiado, y que las herramientas y formas hasta ese momento conocidas no nos eran suficientes. Dimos espacio a nuevas habilidades y formas de hacer las cosas, pudiendo conectar con nuevas oportunidades y formas de materializar nuevos proyectos.

Comprendimos que la incertidumbre había llegado para quedarse, que la certeza era simplemente una idea o creencia que se había desvanecido en su totalidad. 


Los seres humanos tememos a la incertidumbre porque lo previsible es más seguro. A veces, es inevitable sentir miedo al futuro, pero es importante recordar que la incertidumbre es parte de la agenda. La cuestión radica en saber gestionar esa emoción. Es importante preguntarte si tienes recursos para hacer frente al miedo a lo desconocido. ¿Qué habilidades necesitas desarrollar para abordar el presente? 

La pandemia nos condujo a vivir en un constante enfrentamiento con lo incierto. Hemos pasado mucho tiempo en binarismos como ‘salud’ o ‘enfermedad’, ‘vida’ o ‘muerte’, ‘aislamiento’, ‘libertad’, sin considerar las otras posibilidades. 

Al tener en cuenta la gama completa de posibles resultados, empezamos a visualizar el mundo de lo posible lejos de los extremos que nos paralizan. Cuando esto ocurre, nos conectamos con nuevas formas y hábitos. Por ejemplo, podemos ejercer desde casa haciendo consultas, podemos visitar a nuestra familia tomando recaudos y podemos cuidar la alimentación para potenciar nuestro sistema inmunológico.

Hemos aprendido la necesidad de cambiar el chip interno para adaptarnos a las nuevas condiciones. Si dejamos de planificar el futuro para construir seguridad, podremos comenzar a construir seguridad basándonos en nuestra capacidad de responder ágilmente a lo emergente

La realidad que deseamos

El golpe de realidad que significó la pandemia tocó a la puerta directamente. Vimos la vulnerabilidad y la fragilidad de cada aspecto de la vida. Esto nos permite ahora elegir desde otra conciencia más despierta qué tipo de mundo queremos crear en lo personal y en lo colectivo. 

Identificando qué futuro queremos podemos decidir cómo queremos abordar y encarar la profesión, la vida personal, la vida social, la familia, identificando siempre lo más importante: 

  • Lo que nos hace sentido.
  • Lo que nos importa.
  • Lo que nos nutre y ayuda a otros.
  • Lo que nos hace feliz. 

Las personas tenemos la libertad de crear lo que queramos. Podemos crear algo de cero o bien podemos construir lo mismo que ya conocemos. Sin embargo, en el trabajo de introspección del 2020 muchos de nosotros ya identificamos situaciones, prácticas y hábitos que no queremos volver a vivenciar, por lo que agradecemos que se hayan caído.

Es decir, podemos moldear el futuro y eso depende enteramente de nosotros. Somos capaces de crear conscientemente la vida que queremos, en bien nuestro y ajeno. Somos creadores de realidades. 

El coraje para realizar la transformación 

A lo largo de la Historia de la humanidad, observamos que antes de dar un paso adelante, una parte de la sociedad avanza mientras que otra parte se asusta y se aferra con más fuerza a sus creencias. 

En la actualidad, cada uno de nosotros ha hecho cambios significativos en lo individual. A la vez, en cuanto al abordaje de la forma de vida profesional, hemos hecho cambios en lo colectivo. Tenemos la gran oportunidad de crear la forma en la cual queremos trabajar, lo cual significa hacer cosas nuevas que nos pueden dar miedo o inseguridad por ser desconocidas. 

Con lo cual, es momento de invitar a participar al coraje, emoción que actúa a pesar del miedo. Al conectarnos con él, la confianza en un orden mayor y la autoconfianza nos permiten desplegar nuestro propio poder creador.  

El coraje, conectado con la intuición y con la sensación de hacer realmente lo que nos gusta y hace sentido, nos llevará a ser creadores de lo nuevo y a encontrarnos con las personas que requieren de este nueva forma de “abogar” . 


Siempre habrá otras personas que puedan sentirse más seguras en el orden pasado, en ideas y modelos a las que se aferren, lo cual también es posible desde el libre albedrío. 

Sin embargo, no es momento de convencer a nadie de nada. Es momento de avanzar y crear. En el camino iremos conectando con otros creadores que también avanzan y toman riesgos. 

La invitación es, entonces, a conectar con el motor interno del coraje. Tenemos la capacidad de crear diferentes y múltiples realidades, de acuerdo a nuestro propio poder creador. Con ayuda del coraje, ¿qué queremos construir? 

El primer paso hacia la transformación

Con las experiencias vividas en el 2020, estuvimos muy atrapados en los paradigmas conocidos. No había mucho espacio para la innovación. 

Ante la complejidad de los conflictos actuales, y de los desafíos sociales en general, el ingrediente fundamental para la creación y la transformación consiste en conectarnos con nuestro poder personal. De esta manera, podremos desarrollar una gran maestría en nuestra capacidad de resiliencia.

Si observamos con un mínimo de atención, veremos que todo lo que está a nuestro alrededor es creación de un ser humano. La forma de administración de la Justicia, la forma de gobierno, la forma en la que vivimos, la forma en la que trabajamos, nuestras rutinas, los objetos que nos rodean. 

Con esta consciencia, somos capaces de reconocer que está en nuestras manos ejercer la transformación de todo lo que consideremos necesario. 

Así, por ejemplo, podemos transformar la forma de ejercer la Abogacía, realizando una serie de pasajes sumamente significativos:

  • De convencer al comprender.
  • De competir a colaborar.
  • De argumentar a escuchar. 
  • De defender posiciones a construir con el otro.
  • De discutir honorarios a ser valorados como profesionales. 
  • De asesorar a acompañar al cliente en el desarrollo de un nuevo negocio mediante contratos conscientes. 
  • De depender de que haya o no feria en Tribunales a manejar nuestros tiempos y los del cliente.. 
  • De trabajar en tensión a abordar las cuestiones en conversaciones constructivas donde todos ganen. 
  • De alimentar un campo de conflicto permanente a construir un campo emocional de paz y reconexión del tejido social. 
  • De ser espectadores de una forma de justicia que no nos gusta a ser partícipes en la construcción de una justicia integradora, colaborativa y amorosa.

En conjunto con nuestro poder personal y nuestra capacidad de resiliencia, el Coaching Jurídico constituye el primer gran paso para la transformación personal. 

Con los caminos disponibles y allanados para avanzar hacia una vida personal y profesional con sentido y propósito, en armonía y flexibilidad para adaptarnos a los constantes y permanentes cambios que seguirán tocando a nuestras puertas, podremos construir en forma genuina el profesional que queremos ser, desde nuestro propio modelo y diseño. 

Este año tenemos la oportunidad de construir las bases necesarias a partir de la autenticidad que nos regala el descubrirnos en un proceso de transformación personal. Si yo cambio, todo cambia. De allí en más, crear y transformar la forma de colaborar con quienes buscan y acuden a la Justicia es nuestro principal desafío.

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