Hoy quiero compartir con ustedes mis reflexiones acerca del poder de la verdad y lo que sucede cuando esta falta. Desde mi experiencia como abogada litigante y asesora, deseo transmitirles todos los conocimientos que adquirí en torno a la relación que existe actualmente entre el mundo emocional que rige nuestra vida y cada una de nuestras decisiones.
Dentro de nuestra profesión, se habla mucho acerca de la ética, los valores y la transparencia. Sin embargo, en uno de los códigos base del ejercicio profesional se nos dice: “Todo lo que no negamos, lo estamos aceptando”.
Esto significa que tenemos lugar a mentir, negando u ocultando los hechos, y por ende negando la verdad.
Planos paralelos
Las complejas situaciones que afrontamos en el mundo actual ponen en juego la verdad en múltiples planos paralelos. A partir de nuestro sistema de creencias, las decisiones que tomamos y la forma en que abordamos ciertos desafíos profesionales comprometen varios planos paralelos que funcionan al mismo tiempo, dentro de este espacio multidimensional que nos habita y habitamos.
Esos planos son:
- Plano procesal.
- Plano práctico.
- Plano emocional.
- Plano metafísico/energético.
Considero que en esta época de cambios los abogados debemos ampliar nuestra conciencia, atravesando cuidadosamente cada uno de estos espacios para que nuestro actuar no se desarrolle desde una inocente ceguera. Somos muchos los abogados y abogadas que estudiamos Abogacía para ser parte de la construcción de un mundo mejor, colaborar en la emergencia de una sociedad más justa, equilibrar los desequilibrios y ayudar a otros. Asimismo, convivimos con colegas que lo han hecho por otros motivos -familiares, culturales o económicos- y todos ellos son totalmente válidos.
Sin importar cuál es el lugar desde el que nos hemos conectado con la profesión, estamos todos igualmente interpelados acerca de la manera en que nos vinculamos con la verdad. Para colaborar todos juntos en la construcción de un mundo mejor, tenemos la posibilidad de actuar desde una consciencia despierta y atenta en todos los planos involucrados.
Plano procesal
En el plano procesal, al menos en Argentina, todo lo que no niego está aceptado y puede ser usado en mi contra. Es decir, le facilito a la otra parte la producción de la prueba porque no tiene que probar algo que no he negado.
De esta manera, llegamos a negar absurdos, hechos, situaciones, detalles que en las contestaciones de demanda no tiene ningún sentido que neguemos o rechacemos.
En el campo de una negociación, sucede algo muy similar. Hay detalles que resulta “conveniente” omitir, negar, ocultar, y así es como se usan todo tipo de estrategias retóricas para no decir la verdad.
Esto sucede tanto en los casos de divorcio, como ruptura de contratos, sucesiones, es decir en cualquier conflicto donde existen vínculos humanos. Como sabemos, donde hay vínculos humanos, hay afectos, emociones y dolores.
La mentira está a la orden del día, es algo naturalizado, y es parte de la estrategia, es parte del código, es parte de la norma.
Incluso en elcampo del derecho penal, la estrategia negociadora se afirma sobre la base emocional del miedo. Si todo “puede ser usado en tu contra”, ¿qué es lo que haces? Ocultas, mientes o buscas cualquier manera en que sin mentir no tengas que decir la verdad.
Por supuesto, esta conducta generalizada entra en directo conflicto con la Ética, tema que requeriría un desarrollo que reservaremos para otra ocasión. Hoy me detengo en presentar esta problemática verdad: la mentira es parte del folklore jurídico.
En la película Mentiroso, mentiroso, Jim Carrey, interpreta a un abogado que no puede dejar de mentir. Mediante este ácido recurso de la ficción, podemos ver con claridad el espacio que ocupan la verdad y la mentira en el imaginario sobre nuestra profesión.
Necesitamos recuperar el valor y el poder de la verdad al interior de nuestra profesión
Plano práctico
Lo que encontramos al observar este plano es que la mentira lo complica todo: los procesos, las negociaciones, los tiempos, el trabajo extra que es necesario invertir para sostenerla. De hecho, es de todas las consecuencias que genera la mentira de lo que los abogados siempre nos estamos quejando. La comunicación con el cliente se desgasta de forma considerable cuando nos vemos en la posición de tener que explicar que la prueba se demoró por una mentira nuestra o de la otra parte.
La mentira es una enemiga que se disfraza de atajo, nos hace creer que nos dará tiempo y resultados cuando en realidad, debemos gastar el doble de energía para disfrazarla de verdad. Esta creencia: la mentira como herramienta válida y eficaz, no solo nos afecta en el plano práctico, tiene consecuencias directas en el plano emocional.
Plano procesal
Desde el plano ontológico y de la inteligencia emocional, las emociones son las que nos mueven, las que determinan nuestros actos, declaraciones, decisiones, conscientes o inconscientes.
- Al utilizar la mentira como estrategia, nos predisponemos a la acción desde emociones como la ira, la frustración, la desconfianza y la incomodidad.
- Al recorrer el camino de la verdad, nos liberamos del amor y nos abrimos a emociones como la paz, el amor, la empatía.
Si quieres leer más sobre la relevancia de las emociones y cómo podemos gestionarlas en beneficio de nuestro accionar profesional, te invito a que repases mi artículo: “La importancia de la inteligencia emocional”.
Plano energético
Desde la visión científica desarrollada desde la metafísica y la física cuántica, sabemos, hoy en día, que las emociones crean realidades específicas. Esta información ya no se considera algo meramente esotérico o extraño. Posee fundamentos científicos que nos han revelado el verdadero funcionamiento de nuestros pensamientos, emociones y declaraciones en el mundo exterior.
Debemos tener presente que el planeta se encuentra rodeado por una malla electromagnética que se alimenta de nuestras emociones. Nuestras acciones, por lo tanto, se ven atravesadas por este nivel energético.
Así como los celulares son un medio de transmisión de nuestros pensamientos, emociones y declaraciones, así también esta malla electromagnética, que existe aunque no la veamos, sostiene una red que crea nuestra realidad.
En tanto seres energéticos, somos emisores y receptores electromagnéticos, por lo que todo lo que creamos depende de nuestras emociones y nuestras declaraciones.
Cada emoción que sentimos produce una determinada frecuencia vibracional y esta frecuencia determina completamente las creaciones que realizamos a nivel individual y colectivo. Los campos morfogenéticos se alimentan de la vibración y energía de nuestras emociones y las emociones del campo colectivo.
Ser conscientes de la energía que acompaña a cada emoción es de gran utilidad para quienes queremos abogar por la paz, la justicia social y una mayor igualdad.
Seamos abogados, contadores, psicólogos, maestros o amas de casa, somos seres humanos y, en tanto tales, responsables de nuestras creaciones.
Frecuencias de la verdad y la mentira
Estamos en medio de un cambio de era, en el que es necesario un salto cuántico de conciencia individual y colectiva.
Si permanecemos en la mentira, el efecto que esta tendrá a nivel individual y colectivo será la proliferación de emociones como la frustración, la ira, el enojo, la impotencia, la tristeza. La frecuencia vibracional de estas emociones deprime nuestro sistema personal y social y nuestra red electromagnética se alimentará de esta baja frecuencia, generando, así, más y más conflictos. La mentira es la gran responsable de una forma de vida limitada y conectada con la escasez que nos mantiene atrapados en un vaivén entre opuestos.
Por el contrario, el efecto vibracional suscitado por el poder de la verdad será la creación de escenarios de paz, aceptación y justicia, emociones de alta frecuencia vibracional. Si nos conectamos siempre desde la verdad, desde cómo fueron y son las cosas realmente, estaremos trabajando en la construcción de la solución para los problemas actuales.
La verdad nos regala la capacidad de escuchar ambos polos, desde la intuición y la sabiduría interna, a fin de buscar el equilibrio entre las posturas, sin hacer cada cosa que nos digan de un lado o del otro.
Al apelar a la verdad puede haber dolor, pero ya no queda lugar para la ira y la decepción. Así, por ejemplo, la declaración del perdón en sus diferentes formas y matices -pedido de disculpas, asunción de responsabilidad– genera emociones de alta frecuencia. Las acciones que estas emociones habilitan incluyen movimientos de acercamiento, de conciliación. Es por esto que los tiempos de los procesos se aceleran notablemente, así como la conformación de los acuerdos se da de manera mucho más lógica y práctica.
La verdad evoca practicidad, rapidez, celeridad, gratitud, paz y alegría, emociones que vibran en una frecuencia capaz de crear una realidad positiva, sanadora de injusticias, desigualdades y dolores profundos e históricos, producto del engaño.
La verdad es una herramienta de sanación y los abogados tenemos el deber de usarla. De otra manera, seguiremos perpetuando una realidad llena de desilusiones.
Por supuesto, no siempre es tan fácil diferenciar la verdad de la mentira. Por eso es preciso dar lugar a la duda, buscar el punto medio y, sobre todo, escuchar todo lo que resuena y hace sentido con nuestro corazón, no tanto con nuestra mente y cabeza.
Tengamos presente que en esta época de cambio energético que estamos transitando, lo que se realice en base a la mentira no se va a poder sostener, sino que se va a caer indefectiblemente.
La mentira y el engaño han sido por muchos siglos una forma de supervivencia. Quizás, por miedo a represalias, por temor a la reacción de otros o para obtener determinados beneficios, han pervivido en el tiempo. Pero, ha llegado el tiempo de hacernos cargo de sus limitaciones y del sufrimiento que provocan a nivel planetario.
Estemos atentos y abiertos: ¿qué queremos crear? ¿Más verdad o más mentira?
La humanidad se encuentra atravesando pruebas muy fuertes en este momento. Por eso es preciso activar nuestro poder personal, conectándonos con nuestra propia resonancia con la verdad. Somos capaces de elegir la conexión con la verdad, siendo fieles a ella y trabajando para que prospere a nivel colectivo.
Si el mundo dejara de mentir…
- Se terminarían las emociones de baja frecuencia.
- Los tribunales serían realmente justos y trabajarían en la sanación del tejido social roto, en el perdón, en la reparación “justa”.
- Los procesos serían mucho más cortos, ágiles, y confiables.
- Crearíamos otro tipo de vínculos entre las personas.
- Los conflictos serían honestos, limpios y se solucionarían mucho más fácilmente.
Si nuestra mirada se amplía y se hace consciente del poder de la verdad, asumiremos cada uno nuestra parte de la responsabilidad desde el punto de vista ético, práctico, emocional y energético.
Como profesionales de la Abogacía, tenemos el gran poder y la responsabilidad de alimentar el campo electromagnético planetario a través de las altas frecuencias que genera la verdad. Solo de esta manera podremos ayudar a nuestros clientes de manera genuina y mejorar, así, el ejercicio de nuestra profesión.