El Oráculo de Delfos era un templo griego dedicado al dios Apolo donde la gente acudía para conocer el futuro. En el vestíbulo de entrada al templo, se destacaba la siguiente frase: “Conócete a ti mismo”, ese mensaje de bienvenida también era la primera condición fundamental para poder visualizar el futuro.
Entendernos que es el primer paso para entender la complejidad del mundo exterior, y así, acceder verdaderamente al conocimiento del mundo y del universo.
Desde mi experiencia personal como facilitadora de procesos personales a través del coaching, los círculos y procesos de sanación, soy testigo del poder personal que activa y despierta el autoconocimiento. Nuestro espacio interior está lleno de herramientas para la comprensión del espacio exterior.
Las puertas que abre el autoconocimiento
Cuando ingresamos en el territorio del autoconocimiento, vamos descubriendo algunos pesos o piedras en la mochila del deber ser y de la responsabilidad que debemos soltar. También descubrimos talentos, dones y capacidades que quizás no valoramos porque seguimos regidos por un arcaico sistema de creencias personales.
Pero, si nos alejamos de estos sesgos y limitaciones, podremos comprender situaciones complejas y leer el contexto actual con mayor consciencia, de una forma más integral.
En estos tiempos, el autoconocimiento es mucho más que una necesidad, una curiosidad o una búsqueda que se iniciaba únicamente en momentos de crisis existenciales. Hoy el autoconocimiento es la primera puerta de ingreso a la inteligencia emocional, una de las principales habilidades blandas que debe desarrollar y ejercitar todo profesional. En especial, quienes trabajamos con seres humanos, que vienen movidos, impulsados por sus emociones, sus quiebres, conflictos y todo tipo de problemáticas complejas.
Asimismo, el autoconocimiento nos abre otras puertas:
- El liderazgo
- La autogestión emocional
- La gestión del estrés
- La valoración personal
- El autoliderazgo
- El desarrollo del poder personal necesario para poner límites
- La claridad en nuestra comunicación
- El estar en coherencia con nuestros intereses
- Nuestro trabajo o labor profesional
En un mundo VICA, donde la incertidumbre llegó para quedarse y afianzarse en todos los ámbitos de nuestra vida, el autoconocimiento es el ancla, el sostén interno, uno de los pilares del poder personal para transitar con confianza y tranquilidad este mundo que cambia dentro del cambio.
El futuro es algo que vivimos mañana, pero que vamos construyendo hoy con nuestras acciones y reacciones, con nuestras conversaciones o nuestros silencios, desde nuestras miradas y sesgos, también cuando nos abrimos o cerramos posibilidades. Por ello, la comprensión de nosotros mismos será el plano que nos permita delinear la construcción de ese futuro inmediato que queremos transitar.
Identificar las barreras internas
¿Cuántas veces tropezamos con la misma piedra? ¿Cuántas veces se nos presentan los mismos obstáculos, que si bien presentan diferentes escenas, en el fondo, cuentan siempre la misma historia, o al menos muy parecida?
El autoconocimiento nos permite identificar nuestras barreras internas, nuestros autosaboteadores, nuestros pinches tiranos, nos ayuda a identificar el origen de las construcciones mentales que están en rol de total transparencias para nosotros, como por ejemplo las que aparecen cuando nos decimos:
- “Yo soy así”
- “Siempre lo fui”
- “Me lo decían de chiquita”
- “Nací de esta manera”
Estas construcciones nos limitan o directamente nos impiden lograr nuestros objetivos. Por lo tanto, cuando logramos ponerle luz a esas barreras, las vemos, tenemos el poder de elegir, soltarlas, desaprenderlas, desapegarnos de esas limitaciones, ingresamos en un nuevo espacio de posibilidades. Una vez que la ceguera se termina, el autoconocimiento nos permite elegir y descubrir qué queremos integrar, ya sea algo nuevo o darle espacio a algún aspecto nuestro que no teníamos muy identificado.
Estar en coherencia con nuestro ser
Todos tenemos talentos ocultos, dones y capacidades únicas que son tan obvias y naturales para nosotros que no le prestamos demasiada atención. Por lo general no nos damos cuenta de que esas características personales que no estamos viendo, tienen mucho más valor para los demás de lo que pensamos.
Cuando atravesamos el umbral del autoconocimiento, podemos ver con mayor claridad esas capacidades y consecuentemente su poder y valor. Al integrarlas nos completan, amplían y ayudan a identificar nuevas posibilidades de acción y creación.
Revisando un poco nuestra formación profesional, advertimos que no se encuentra el autoconocimiento como parte de la currícula. Por lo general, y en especial en el caso de los profesionales del Derecho, la formación se centra en incorporar información externa, legal, técnica, racional, e incluso intelectual sobre empatía, diálogo y emociones -en el mejor de los casos-, pero siempre como un conocimiento rígido, estático, cerebral y lógico. Lo cual, nos desconecta de la posibilidad de aterrizar los dones y matices personales únicos e irrepetibles que se pueden integrar a nuestra profesión.
Sin embargo, todas las personas que ingresan en procesos de autoconocimiento consciente, y en especial los abogados que lo hacen a través del coaching jurídico transformacional, descubren la potencialidad de ese espacio y su aplicación práctica.
En ese sentido, cualquier persona, no solo profesional, puede encontrar en el autoconocimiento la liberación de las vendas que cubren sus ojos, de los sesgos que recortan la realidad basándose en construcciones heredadas, recibidas desde programas externos, culturales etc. Es por ello que el autoconocimiento nos permite encontrarnos, ser quienes somos, estar en coherencia con nuestro SER y con nuestra profesión. Lo cual presenta varios beneficios, de los cuales quiero destacar dos en esta ocasión:
- Nos lleva al conocimiento y desarrollo de la inteligencia emocional, competencia fundamental para todo profesional en esta nueva era.
- Nos ayuda a conectar con nuestra visión y propósito personal para nuestra profesión, recordando que la volatilidad del mundo VICA se compensa con la visión interna que nos mueve a hacer lo que queremos hacer.
En todos los programas de Coaching Jurídico Transformacional, el proceso de autoconocimiento es uno de los principales ejes en la capacitación, porque la sabiduría que reside en cada uno de nosotros es puesta a la luz y en valor. Para lo cual se requiere de una gran cuota de humildad, coraje y entrega, ya que es un camino difícil, que implica también conectarse con el desapego a creencias y formas, al desaprender otras, a honrar ciertas dificultades y sus aprendizajes, para avanzar al siguiente paso: lograr una una vida personal y profesional en coherencia con nosotros mismos.
La coherencia nos entrega fluidez, liviandad, disfrute, y por supuesto abundancia, ya que nos conectamos con nuestro propio valor. Solo desarrollando dentro nuestro nuestra propia valía, podremos lograr que los otros -clientes, socios- lo perciban con mayor calidad, y seamos valorados en todos los aspectos y formas en que se materializan nuestras capacidades.