Es muy probable que en algún momento del ejercicio de la profesión nos preguntemos por qué elegimos este camino. ¿Cuánto influyeron los modelos externos o los sistemas de creencias heredados en nuestra decisión? En la abogacía, ya sea en el ámbito público o privado, nuestro transitar era más o menos previsible si seguíamos los modelos y caminos establecidos. Sin embargo, en este momento de tantos cambios y desafíos, donde sólidas estructuras se caen para dar lugar a otras más ágiles, tenemos la gran oportunidad de crear y transitar nuestro propio camino profesional. En este artículo compartiremos algunas claves de cómo hacerlo.
Una alquimia posible
Este es un tema central, inevitable y recurrente en mis talleres. Cuando los participantes ingresan al proceso de autoconocimiento empiezan a contactar con la necesidad de generar y transitar su propio camino.
Después del 2020, donde todas las dinámicas cambiaron, tuvimos la chance de identificar potencialidades e intereses que estaban adentro nuestro y no necesariamente tenían una vinculación directa con la profesión. Contactamos con lo que nos entusiasma, como la música, la cocina, la comunicación o el deporte, por mencionar algunos ejemplos. Entonces transitar el camino propio es iniciar un proceso de alquimia y unir lo que nos nutre con la profesión para generar una nueva forma de trabajar.
Antes de iniciar el camino propio debemos reconocer que caminar un camino anterior basado en mirar hacia afuera y seguir ejemplos ajenos. Allí reconoceremos los arquetipos que habitan el inconsciente colectivo y que son usados en la práctica de la abogacía (el guerrero, el rey, la gran madre y el mago, entre otros).
Marcar el camino propio es reconocer la libertad y darnos la oportunidad de diseñar nuestros propios modelos y prepararnos. Por ejemplo, podemos elegir trabajar con emprendedores y practicar una abogacía apalancada en herramientas como la de los contratos conscientes o la resolución pacífica de conflictos. O si quieres dedicarte a trabajar causas ambientales debes revisar y contactar con la naturaleza para saber qué cuidarás.
Podemos reconocer el camino propio porque no tiene huellas hacia adelante. Nosotros las creamos, pero no estamos solos. Habrá un colectivo de clientes e incluso una economía diferente en busca de profesionales alineados con valores internos. Nuestros propósitos resonarán hasta conectar con quienes necesiten y aprecien nuestro trabajo. Nos verán a la distancia: abogados en línea con el servicio y deseosos de construir un mundo mejor de justicia colaborativa, cooperativa, vincular y lejana al antiguo paradigma de la ley del talión: “Ojo por ojo, diente por diente”.
¡1, 2 y 3!
En la revisión del camino recorrido y el diseño del propio podemos contactar con la incertidumbre. El autor estadounidense Robin Crow escribió un libro titulado Salta y la red aparecerá (1999) y refiere a ese momento de entregar a un corazón energético y sintonizar con un plano holístico regido por otros códigos.
Existe una parábola sobre un grupo de sapos que habían quedado atrapados en un pozo muy profundo. Saltaban y saltaban, pero no podían salir. En la parte de arriba del pozo, en la superficie, otro grupo de sapos les gritaban que era imposible porque el hueco era muy profundo y sus patas muy cortas. Atrapados en su desesperación seguían saltando. Poco a poco se fueron cansando y se resignaron a morir. Sin embargo, un sapo siguió saltando. No paraba y cada vez iba más alto hasta que finalmente logró salir. ¿Qué había pasado? El sapo era sordo y no escuchaba los mensajes de quienes desde afuera le marcaban que era imposible.
De eso se trata: de seguir por nuestra intuición, nuestras ganas y fuerzas, teniendo en cuenta nuestra escucha interna. No debemos prestar atención a los boicoteadores externos o miradas ajenas por más bien intencionadas que parezcan porque pueden limitarnos en cómo transitar nuestro propio camino, diseñar nuestra oferta y crear nuestra propuesta profesional, única e irrepetible.
Otra parábola útil está en el libro Kryon II, no piense como humano (1997) del estadounidense Lee Caroll. Allí cuenta la historia de un hombre que estaba en la carretera viajando de un lado a otro de un valle, pero había un problema. El puente que unía ambos territorios había dejado de existir. El hombre tenía la sensación de que debía llegar al otro lado del valle donde estaba su destino, su misión y su propósito. Entró en pánico. Cualquiera hubiera reaccionado con miedo o regresado a su casa. Aquí está la primera enseñanza de la parábola: Mientras estés en el camino no hagas ajustes por temor.
El hombre siguió viaje dividido entre lo que le decía su mente racional –debía volver porque se hacía tarde– y lo que le indicaba el corazón: ese era el camino. Al llegar al lugar del puente un grupo de personas le avisaron que había una nueva forma de llegar al otro lado del valle. Días atrás habían terminado un nuevo puente.
Esta parábola nos permite comprender cómo funciona la multidimensionalidad cuando salimos de la mente lineal y abrazamos el abanico de posibilidades que nos brinda el mundo de la intuición.
En un artículo anterior abordamos los modelos mentales y sistemas de creencias que nos impiden transitar el propio camino (si quieres ahondar en este contenido te invito a que leas: “Definiendo nuestro sistema de creencias” y compartas a través de mis redes sociales, las reflexiones que han germinado en ti).
La primera cárcel es la mente
Tal como lo vimos en el artículo sobre modelos mentales y sistemas de creencias, nuestro principal enemigo es nuestra propia narrativa, la cual se encuentra en total y absoluta transparencia. Es natural. Por eso el acompañamiento es un gran aliado para ayudarnos a descubrir nuestros propios boicoteadores, y limitaciones a las nuevas acciones.
La práctica guiada del Coaching Jurídico Transformacional identifica, trasmuta y libera de las limitaciones que nos frenan en contactar con la inteligencia del corazón. Cuando transitamos el camino propio de la mano de un coach y una comunidad con propósitos similares, las oportunidades se multiplicarán.
Las pasiones serán el motor de nuestra historia y si lo decidimos seremos creadores, personas con la energía del credo de la fe y la intuición y también el de la creación. Salten y la red aparecerá.