Hoy estamos ante una oportunidad ideal para volver a crear o re-crear la abogacía como protagonista de una evolución colectiva donde colaboremos en la solución de los conflictos y en el diseño de contratos y vínculos conscientes. Es la chance de dejar de lado el rol de “solucionadores” o “salvadores” para transformarnos en asistentes de formas pacíficas, efectivas, ágiles y económicas de paz. ¿Parece extraño, no? Sin embargo, si observamos cómo funciona el derecho colaborativo, la justicia restaurativa y la facilitación a través de herramientas del abogar emergente podemos notar un cambio de rumbo en la profesión.
Al revisar las creencias y las formas de abordaje de la profesión durante el 2020 pudimos entender que la labor de los abogados puede ser mucho más poderosa desde el acompañamiento humano. Y ya no a partir de la pretensión de tener todas respuestas. Reconocimos que hay un desgaste entre el abogado y el cliente que se manifiesta en frases que empiezan con “y si…”. “Y si no cumpliere”, “Y si en el futuro pasará tal cosa”, “Y si el juez no falla a favor”.
El nuevo paradigma nos insta a colaborar con los clientes, a establecer procesos de conversación, a construir espacios seguros para el encuentro, y a resolver problemas y crear nuevos vínculos. En este artículo explicaré cómo las competencias aprendidas en el Coaching Jurídico Transformacional pueden ser las bases de nuevas formas del ejercicio profesional en el mundo del derecho.
Oportunidad para innovar
En la actualidad es posible sentir que caminamos en un terreno irregular, como de arenas movedizas, donde los antiguos paradigmas ya no nos sostienen. Hoy entendemos que más que resolver conflictos –y ver qué hacer cuando alguna de las partes de un contrato no cumple– tenemos que pensar en otras herramientas para facilitar acuerdos y soluciones.
La solución no es generar más tribunales, leyes sancionatorias o cláusulas punitivas, sino en abordar las relaciones contractuales desde una mirada de 360º. Con ella podremos identificar lo que cada parte quieren cuidar, sus valores y así crear una resolución pacífica.
En este camino podemos volver a crear o re-crear la abogacía descartando lo qué no nos ha servido en la profesión y ganar una perspectiva más amplia y aplicable a cualquier tipo de situación: casos de familia, socio ambientales, laborales, penales o comerciales. Lo principal es reconocer qué nuevas acciones y propuestas podemos dar para un abordaje cercano, transparente y confiable.
Es probable que trabajando así no le demos tanta fuerza a búsquedas tradicionales, como interponer una demanda o hacer una denuncia. Quizás nos lleven a hacer un llamado a una conversación. Puede parecer naif porque seguramente nos encontremos quienes solo quieran pelear, vengarse o expresar su ira.
El re-crear profesional está dirigido a quienes resuenen con el tipo de propuesta. Quienes no seguirán acudiendo a los procesos y las formas conocidas, pero indefectiblemente obtendrán los mismos resultados.
Re-crear la abogacía está pensada para quienes sienten que pueden ofrecer nuevas soluciones y acompañar a una parte de la sociedad que busca algo diferente. No se trata de evangelizar u homogeneizar la manera de reflexionar, sino de hallar a quienes resuenan en estos niveles, ya sea abogados, médicos, contadores, psicólogos, nutricionistas o cualquier tipo de profesional.
Para ejercer desde este nuevo paradigma es clave echar mano a las competencias aprendidas en el Coaching Jurídico Transformacional que nos da la confianza para llevar adelante el acompañamiento legal. A partir de las necesidades del cliente se diseñarán contratos conscientes, espacios seguros para la conversación, y mecanismos de resolución de conflicto.
También habilitará a trabajar con otros profesionales en metodologías con pizcas de derecho colaborativo, derecho sistémico, biodescodificacion, biometaconciencia o coaching ontológico, todas prácticas que integran este abogar emergente. La alquimia que surja es parte de las fuerzas del arquetipo del mago, uno de los modelos reconocibles en el universo de la abogacía desarrollados en este artículo.
Aceptar, confiar y trabajar
Uno de los desafíos más importantes de re-crear la abogacía es saber que no existe control absoluto sobre el resultado del conflicto, lo que se había vuelto una obsesión de la profesión. No podemos prometer el éxito al cliente porque tampoco estaba asegurado bajo el antiguo paradigma.
Antes del 2020 dominaba una falsa noción de control apoyada en las leyes o abordajes tradicionales como la ejecución de contratos o intimaciones mediante carta documento. Estas son acciones proyectadas como si estuviéramos en un tablero de ajedrez. Hoy ese juego de mesa voló por los aires.
La construcción de justicia debe basarse en el desarrollo de la conversación entre las partes. Allí los abogados somos vitales como acompañantes y guías.
La nueva forma de la profesión depende de espacios emocionales y físicos que generen confianza, donde lo principal no sea lo punitivo, sino la escucha consciente y el dar lugar a lo que surja luego, ya sea una reconciliación, el perdón o el acordar en no estar de acuerdo en paz.
Para empezar a re-crear la profesión el primer paso es soltar y limpiar lo que no sirve como una desintoxicación donde se preservará lo nutritivo. La confianza debe estar en las herramientas del encuentro con las que prime el cuidado de las personas.
Re-crear la abogacía permite ir hacia procesos de resolución de conflictos menos kafkianos y más ligeros para todas las personas involucradas. Apelando al derecho colaborativo, por ejemplo, podemos liberarnos de los plazos de los tribunales y mantener al cliente al tanto de cada paso en la negociación. Incluso puede llegar a solo tener que pisar los tribunales si desea homologar un acuerdo.
Acompañar una nueva generación de vínculos
En mi experiencia el conflicto aparece siempre como un maestro invisible que enseña al cliente y al abogado preparado con las herramientas del Coaching Jurídico Transformacional. A medida que se desarrolla, las partes empiezan una transformación por el tipo de abordaje que ya no busca el litigio, sino la reconciliación, el aprendizaje mutuo, y por supuesto, la solución expresada en un entendimiento que dé sentido a las personas. Finalmente, estas resoluciones restauran de a poco el tejido social.
En la actualidad, el abogado tiene un rol muy importante porque acompaña desde lo legal, procesal, pero más poderoso aún, en la capacidad de escuchar y crear espacios de conversación para la resolución de conflictos.
En la actualidad, el abogado tiene un rol fundamental porque acompaña desde lo legal, lo procesal y en la poderosa capacidad de escuchar generando espacios de conversación para la resolución de conflictos.
El derecho es una profesión humanista y la búsqueda de re-crear la abogacía debe orientarse a acompañar a una nueva generación de vínculos. Como es habitual, las leyes servirán, pero es imprescindible que un profesional preparado pueda balancear la dimensión vincular de las problemáticas, algo que no está alcanzado por los códigos escritos por los legisladores.
