Volvimos a salir de casa, regresamos a la presencialidad y al encuentro con los otros. El mundo sigue presentando incertidumbre y más cambios retándonos a avanzar en una evolución individual, comunitaria y global. Puede que nuestra mirada continúe en una forzada linealidad hacia recuperar la vida previa al 2020. Sin embargo, algo nos falta. Es tiempo de comprender qué nivel de conciencia habitamos y el impacto que tiene sobre lo que hacemos como integrantes del ecosistema de la Justicia. En este artículo reflexionaré sobre la importancia de comprender los niveles de conciencia individuales y colectivos para seguir afinando nuestra profesión al servicio de la sociedad.
¿Qué son los niveles de conciencia?
El biólogo Bruce H. Lipton y el escritor Steve Bhaerman explican en su libro La biología de la transformación (2010) que los niveles de conciencia son un conjunto de creencias conscientes e inconscientes arraigadas en una época. Estos programas influyen poderosamente en la narrativa, ética y juicios de las personas. Podemos entenderlos como:
- Una manera de ver al mundo
- Un nivel de desarrollo psicológico
- Un principio organizador
- Un marco de coherencia para nuestras decisiones.
La conciencia humana evoluciona. Según escribieron Chris Cowan y Don Beck en su libro “La Espiral Dinámica” cada nivel adquiere una complejidad mayor a la anterior porque cambian las condiciones de vida de las sociedades. En particular, sus necesidades y prioridades. A mediados del siglo XX el estadounidense Clare W. Graves fue el primero en plantear que existen hasta ocho niveles de conciencia desarrollados o en camino para la historia humana.
“La psicología del ser humano maduro es un proceso en espiral que está desarrollándose, emergiendo y oscilando, marcado por una subordinación de los sistemas de conductas inferiores más viejos a los sistemas de conductas superiores más nuevos a medida que los problemas existenciales del hombre cambian”
Clare W. Graves
La teoría de Graves nos permite entender las enormes diferencias de miradas, creencias y sistemas de valores de nuestro mundo actual, global y desequilibrado, algo que desarrollé en mi libro Abogar Emergente.
Lo cierto es que existen distintos niveles y las teorías han puesto hasta colores para cada uno. Van desde el beige o arcaico, fundado sobre la idea de supervivencia; el rojo, donde todo estaba concentrado en la relación con las deidades; y hasta uno turquesa u holístico al que no hemos llegado. Sobre ese estadío escribí este artículo. Ahora veamos cómo funcionan en la práctica estos niveles de conciencia.
Realidad aumentada
No es solamente teoría. Los niveles de conciencia están en nuestro modo de vivir, de interpretar el mundo, e incluso de darle autoridad a determinadas personas u organismos o instituciones. Están en lo que elegimos para crear la vida que queremos y ejercen un gran peso sobre el observador de la realidad que estamos siendo.
Los niveles de conciencia generan una trama de relatos, costumbres y situaciones que son aceptadas y/o rechazadas por cada generación. Pueden manifestarse claramente en los ámbitos profesionales de abogados, contadores y economistas que suelen anclarse en el nivel azul, también conocido como el de la ley y el orden. Allí las reglas son obedecidas sin cuestionamientos como si fueran parte de un mandato paternal y la búsqueda intrínseca es competir por un éxito material: ganar o perder.
Reconocer cómo funcionan cada uno de los niveles de conciencia en la práctica legal nos permite interpretar las situaciones desde una perspectiva más amplia. Nos entrena para encontrar enfoques nuevos, diferentes y creativos para la resolución de conflictos y la construcción de contratos conscientes.
A la vez, alimenta nuestra capacidad de escuchar lo que es relevante para el otro, una de las competencias más importantes que puede desarrollar en esta profesión humanista para dar respuestas ajustadas con las personas y situaciones.
Hacia la integración
Uno de los últimos niveles de conciencia en desarrollarse es el integrador, que está caracterizado por la iluminación. Allí el objetivo de las personas es avanzar en su proceso evolutivo íntimo y profesional que no se reduce a lo individual.
Como parte de la Justicia tenemos la oportunidad histórica de ser artífices de una abogacía que nos lleve a incorporar los aspectos más favorables y resonantes de todos los niveles de conciencia soltando los que ya no nos hacen sentido ni entregan soluciones.
En la actualidad, existe un deseo de salir de las estructuras piramidales típicas del nivel azul que ya no alcanzan ni resuenan con el mundo. En cambio, la transversalidad y horizontalidad de la cooperación prometen unirnos en esquemas de vida donde prime la abundancia, plenitud y felicidad.
Conocer a fondo los niveles de conciencia y su impacto sobre cómo interpretamos el mundo nos proveerá de una brújula y un mapa para hacer visible lo que antes no veíamos. Así podremos elegir libremente dónde poner el foco y direccionar nuestra energía hacia el siguiente nivel de integración e iluminación.
